sábado, 30 de junio de 2012

El primero de varios: "FrICCIONES", de Pablo Martín Sánchez



Llevo tiempo sin criticar ninguna de las (no demasiadas) lecturas de narrativa que he acometido estos últimos meses. La más reciente es este libro de cuentos titulado "FrICCIONES". Lo habían alabado como uno de los más interesantes del 2011 y, a bote pronto, me pareció que al menos estaba dignamente escrito. 


He de decir que al principio no me gustó demasiado. Pensé que había dado con un graciosillo con ciertas dotes de narrador y dos ideas que él creía ingeniosas: un peligro para la ciudadanía. A mí se me antojaron repetitivas, aburridas y previsibles. Peor aún: no tenían nada de gancho, y eso es pecado capital en historias de apenas dos páginas. 


Sin embargo, la cosa fue mejorando poco a poco y al acabar el volumen he de decir que Pablo Martín es un escritor eficaz, sobrio, nada amanerado y con sabiduría para atacar diversos estilos y técnicas y salir (a menudo) bien parado. 


Me ha gustado hasta cuando se equivoca, en esos relatos parcialmente fallidos, no redondos, quiero decir, que sin embargo muestran una apreciable cultura, ideas interesantes, referencias a clásicos por todos lados y buen hacer, qué demonios. No siempre va a estar uno al máximo nivel. Hay que saber hacer bien incluso las cosas que salen mal. Hasta en eso hay categorías. 




De todos modos, me quedo con delicias (de marcada influencia de Borges, Perec, Cortázar y otros menos evidentes) como "De sueños y de versos", "El cubo de Rubik", "Faustine", "A las tres y veinte más o menos", "Verbigracia", "Entropía" y  "Accidente". Cuento este último con diferentes narradores y más trabajado desde el punto de vista técnico que hace esperar con interés su primera novela, "El anarquista que se llamaba como yo". Al parecer, en la actualidad la está elaborando. 

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