sábado, 29 de septiembre de 2012

"Medusa", de Ricardo Menéndez Salmón



Llevaba tiempo esperando de Ricardo Menéndez Salmón la excelencia en el arte de novelar que mostró en sus inicios (con "La noche feroz", por ejemplo) y que sus últimas entregas, si bien todas interesantes y a ratos soberbiamente escritas, no acababan de concretar. 

Ya en entradas anteriores (1) he hablado de sus dotes superlativas y de su capacidad para joder la marrana con exordios a las antípodas de la función narrativa que acababan lastrando e incluso invalidando el conjunto de la novela. 

Comunico con gozo que en "Medusa" ha conseguido dominar esas tendencias disgregadoras y engranarlas dentro de la ficción sin que el artefacto chirríe demasiado. En realidad, le ha faltado poco para que esta novella me entusiasmara. Quizás alguna de las páginas centrales en que Menéndez Salmón recae en los vicios mencionados y se hacen algo indigestas. Sin embargo, son más que compensadas por el final, delicioso a la vez que espectacular, consecuente y muy brillante, en el tono del resto de la narración. 




Para abreviar, diré que la novela trata de la vida de un tal Prohaska, artista (pintor, fotógrafo, cineasta) obsesionado con la imagen artística, con las múltiples manifestaciones de la violencia y el horror humanos, con concretar en un punto inamovible la deriva incesante de la vida, el renovado espanto que esta causa. 

Se trata de una suerte de notario desapasionado que, sin embargo, registra para la posteridad los mayores desastres que los hombres pueden ejercitar contra sus congéneres. La Alemania nazi y sus hecatombes de matadero industrializado, las apocalípticas bombas atómicas en Japón, la Guerra Civil española, las ominosas dictaduras de Hispanoamérica. 



Su ojo desapasionado se posa en algunas de las más demoledoras hazañas del siglo XX y las registra minuciosamente, con la mayor altura estética, para que nadie pueda nunca desapegarse de ellas. El mismo Prohaska es contaminado por la experiencia, pero logra sobrevivir hasta un par de décadas después. 

En fin, no debo desvelar más del argumento porque es menester que el lector aficionado a la buena literatura de verdad lea esta novelita tersa, redonda, apasionante. Está tan bien escrita que, si no tuviera tan poco que ver con mi estilo, me produciría una envidia tremenda. Tanta como desolación deja en el lector tras apurar las últimas líneas de esta magnífica experiencia literaria. 


(1) En la de 17/1/2011, que comenta "La luz es más antigua que el amor", por ejemplo.

Las verdaderas razones.



http://lacomunidad.elpais.com/no-estamos-locos/2012/9/19/rajoy-obligo-dimitir-esperanza-aguirre-tras-bronca-por

En esta noticia se da cuenta de lo que es un rumor generalizado sobre las causas reales de la dimisión de la Aguirre.

Está claro que los dioses, cuando quieren perder a los hombres, les dejan que pequen de hybris. Esta soberbia, tan habitual en España entre los que se aúpan al poder, ya lleva destruidos a varios, y más que caerán. 

Esperemos para ver en qué acaba lo de González, su sucesor. Recordarán la anécdota de este pijotero en Andorra que conté en la entrada de hace cosa de un año y las movidas con el espionaje entre miembros del PP de esta Comunidad. 

Luego, está lo del Canal Isabel II en que también anduvo metido... En resumen, la misma bazofia con cara de niñato bien y cuadrilla de mentecatos e incapaces, pero muy bien colocados  a la sombra de los que han gobernado. 

¡Qué país!

lunes, 17 de septiembre de 2012

No me resisto a copiar este fragmento...


De "El giro", págs. 81-82:

"(Alejandría) contaba con varias atracciones turísticas, entre otras, un teatro impresionante y un gran barrio de mala vida, pero los visitantes siempre se fijaban en una cosa verdaderamente excepcional que había en ella: en el centro, en un suntuoso emplazamiento llamado el Museo, había sido reunida, sin escatimar gastos, la mayor parte de la herencia intelectual de las culturas griega, latina, babilónica, egipcia y judía, y había sido minuciosamente archivada para facilitar la investigación. Ya en el año 300 a. e. v., los soberanos de la dinastía ptolemaica que reinaban en Alejandría tuvieron la acertada idea de atraer a su ciudad a los eruditos, científicos y poetas más destacados, ofreciéndoles empleos vitalicios en el Museo y poniendo a su disposición buenos salarios, exenciones fiscales, alojamiento y manutención gratis, así como los recursos casi ilimitados de la biblioteca. 

Los beneficiarios de tanta liberalidad establecieron unos niveles intelectuales altísimos. Euclides desarrolló su geometría en Alejandría; Arquímedes descubrió el número pi y puso los cimientos del cálculo; Eratóstenes postuló que la Tierra era redonda y calculó su circunferencia con un error de un 1 por 100; y Galeno revolucionó la medicina. Los astrónomos alejandrinos conjeturaron la existencia de un universo heliocéntrico; los geómetras dedujeron que la duración del año era de 365 días y un cuarto, y propusieron añadir un "día intercalar" cada cuatro años; los geógrafos especularon con la posibilidad de llegar a la India en barco zarpando desde España en dirección al oeste; los ingenieros desarrollaron la física hidráulica y la neumática; los anatomistas se dieron cuenta por primera vez de que el cerebro y el sistema nervioso constituían una unidad, estudiaron el funcionamiento del corazón y del sistema digestivo, y llevaron a cabo experimentos en el ámbito de la nutrición. El nivel de los logros alcanzados fue enorme". 


¿Hay quien no vea el cruel contraste con los recortes, la burricie de los que nos gobiernan y la incuria cultural del momento?

Personalmente, a mí me duele este país. 

Así que dimite, ¿eh?




Ni voy a molestarme en vituperar a esa tipeja. Todo lo malo que le suceda lo tiene bien ganado. Es la tipa más nefasta y perniciosa que ha pasado por la política de este país. 

Ya sé que otros iguales o peores van a ocupar su lugar. El problema, me repito, no es la persona, sino quienes la aúpan y mantienen en el poder. 

Pero qué quieren que les diga: hoy hemos celebrado con un buen Ribera del Duero que se largue de una vez. 

El quinto de varios: "El giro", de Stephen Greenblatt.



Todo buen libro lleva al lector atento a otros mejores que el primero. Es lo que me ha sucedido con el excelente "El giro", un ensayo de S. Greenblatt sobre la recuperación en la Edad Moderna de "De rerum natura", de Lucrecio. 

Los curiosos azares en que se vio envuelto el manuscrito, conservado en una abadía alemana hasta que fue recuperado por el humanista italiano Poggio Bracciolini en 1417, así como las no menos interesantes circunstancias de su apreciación y éxito entre las élites culturales europeas y el modo en que las ideas de Epicuro contribuyeron a cambiar la manera de pensar de Occidente son la esencia del libro. Apasionante. 

"El giro" está escrito de modo ágil y muy bien documentado, en la línea de los best-sellers culturales que suelen florecer en suelo anglosajón. A mí me resultan un poco sospechosos, pero esta vez me he tragado las suspicacias. 

Transmite con facilidad la pasión por el saber que embargó a los humanistas del cuatrocientos, de modo tal que, siguiendo el hilo de las historietas de tal o cual personaje, introduce gran cantidad de información sobre el lugar y la época, tan remotos y (para mí) desconocidos, y lo convierte en un libro mucho más denso de lo que aparenta su fachada de cuasi-best-seller. 

Recomiendo encarecidamente su lectura, entre otras cosas, porque abre más puertas y plantea más dudas de las que despeja, cosa que es de las mejores que se puede decir de un ensayo. 

Y ahora me ha obligado a leer "De rerum natura", por supuesto. De ningún modo voy a privarme de disfrutar las maravillas que Greenblatt me ha estado prometiendo toda esta semana



viernes, 7 de septiembre de 2012

El cuarto de varios: "Rehenes", de Stefan Heym




Debo a una gozosa confusión el haber dado con "Rehenes". Sucedió que ya había leído la poesía de Georg Heym traducida a español y asimismo su novela "El ladrón", publicada por Ed. Amaranto-Sipiente. Así que pensé que era otra más del mismo autor, desconocida para mí, y se la compré a Pepito, el de la librería Antígona.  

Pues no. Stefan no es lo mismo que Georg, y supongo que  apellidarse Heym en Alemania es bastante más común de lo que imaginaba. Conque, descubierto el error, la hojeé por encima y, al poco, estaba leyendo "Rehenes" con fruición.

No voy a decir que se trate de una joya de la literatura, pero es una novela deliciosa, ágil, con un tema atrayente y decididamente bien escrita, aunque a veces pueda parecer que muestra menos virtudes de las que realmente tiene.

El comienzo es de lo mejor del libro: en un cafetucho de la Praga ocupada por los nazis desaparece un oficial de la Wehrmacht. A pesar de que a todas luces parece tratarse de un caso de suicidio, todos los presentes son detenidos y considerados rehenes, en tanto se entrega a las autoridades el culpable del "asesinato". Si no lo hace en un plazo de días, serán fusilados. 

Resulta que entre los detenidos está un miembro de la Resistencia que, en comandita con otros dos personajes que forman una trama paralela, ideará un plan para hacer que la barbarie ocupante sea burlada y los verdugos vean sus planes completamente frustrados. 

Así contado, puede parecer un cuento de hadas o una comedieta fantástica. Algo de fantasioso hay en esta historia tremenda, quizás la idea de que la inteligencia y la moral vencen finalmente a la sinrazón totalitaria. Sin embargo, no tiene nada de complaciente. La brutalidad con la población ocupada es la única regla de comportamiento de los nazis. Los checos no pueden sino resistir hasta la muerte, soportando torturas y abusos de todo tipo. Sólo la integridad y la inteligencia de Janoschik, el improbable héroe de esta historia, consiguen revertir el esquema de fuerzas y hacer que los castigadores prueben su propia medicina. 

En resumen, una novela ligera pero no trivial, de escritura ágil y mesurada, extremadamente eficaz y con una trama impecablemente desarrollada. De esas que, aunque no lo digan las gacetillas de la contraportada, no hay modo de dejar de leer hasta que se acaban. 



sábado, 1 de septiembre de 2012

También se cargan "Carne Cruda", en Radio 3





Estamos como queremos. Visto el talante liberal y conciliador del PP y sus ganas de no utilizar despóticamente la mayoría absoluta que los inconscientes españoles les hemos otorgado, nada puede extrañarme ya. 

Pero me jode que se carguen (de malas maneras, a traición y por motivos exclusivamente políticos, digan lo que quieran decir) uno de los programas más libres, inteligentes, pasaos y molones de la radio. 

Todo aquel que haya escuchado Carne cruda sabrá a qué me refiero. 

Ya que Javier Gallego, su director y presentador, no ha podido despedirse de sus oyentes, lo hace en carta. Aquí está el enlace: 

http://www.eldiario.es/zonacritica/2012/08/31/radio-3-cancela-carne-cruda-ni-venceis-ni-convenceis/